El 25 de septiembre de 2015, los líderes y lideresas mundiales adoptaron un conjunto de objetivos sostenibles (ODS) globales como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible cuyas metas específicas deben alcanzarse en los próximos 15 años. Así, surgió La Agenda 2030, una agenda integral y multidimensional (referida a las tres dimensiones del desarrollo sostenible: la económica, la social y la ambiental). La Agenda 2030 se ha sustentado en el marco de los derechos humanos, teniendo en cuenta las principios de integralidad, universalidad, indivisibilidad e interdependencia que les caracteriza.
Los 17 objetivos que se han fijado en la Agenda 2030 se han organizado en torno a cinco grandes esferas que se han considerado “de importancia crítica para la humanidad y el planeta” (ONU, 2015), y a las que se han denominado como las 5P por su nombre en ingles tal y como se ve en la siguiente imagen:
El ODS 6 va dirigido a garantizar la disponibilidad de agua, su gestión sostenible y el saneamiento de la misma para toda la humanidad. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aunque se ha conseguido una pequeña mejora a la hora de facilitar el acceso al agua potable y el saneamiento, todavía una de cada tres personas no tiene acceso a agua potable salubre, dos de cada cinco personas no disponen de una instalación básica destinada a lavarse las manos con agua y jabón, y más de 673 millones de personas aún defecan al aire libre. Además, no olvidemos como afecta esto a las mujeres y las niñas, ya que ellas son las encargadas de recolectar agua en el 80% de los hogares sin acceso a agua corriente.
Entre las metas del ODS 6 se pretende que para el 2030 se logré a un precio asequible el acceso universal y equitativo para todos; el acceso a servicios de saneamiento poniendo atención a niñas, mujeres y personas en situación de vulnerabilidad; reducir la contaminación del agua para mejorar su calidad; el uso responsable del agua; y proteger los ecosistemas y apoyar a los países en desarrollo los cuales están más necesitados en la creación de programas en relación al agua y saneamiento.
Además, la meta 1.4 del ODS 1 "poner fin a la pobreza en todas sus formas", exige el acceso universal a servicios básicos como el agua; y la meta 4a del ODS 4 dedicado a la educación de calidad, especifica que todas las escuelas deben tener instalaciones básicas de saneamiento, agua y lavado de manos. El ODS 5, dedicado a la igualdad de género, también contempla en sus metas el “emprender reformas que otorguen a las mujeres igualdad de derechos a los recursos económicos, así como acceso a la propiedad y al control de la tierra y otros tipos de bienes, los servicios financieros, la herencia y los recursos naturales, de conformidad con las leyes nacionales”. Entre estos recursos naturales, se encuentra el acceso al agua como Derecho Humano.
Según el último informe de los ODS (2019) que muestra los esfuerzos realizados hasta la fecha, arroja algunos datos esperanzadores mostrando un incremento del 61% en el 2000 al 71% en el 2017 en lo que se refiere al acceso al agua potable salubre. Además, la proporción de la población mundial que utiliza servicios de saneamiento gestionados de manera segura aumentó de 28% en el año 2000 a 45% en 2017. A pesar de estas cifras, el informe llega a una serie de conclusiones en las que explica que es necesario tomar medidas inmediatas para proporcionar agua potable y saneamiento gestionados de manera segura a miles de millones de personas, añade que el estrés por la escasez de agua afecta a personas de todos los continentes y requiere que se tomen medidas inmediatas y colectivas, ya que actualmente, un tercio de los países sufre un nivel medio a alto de estrés por la escasez de agua. (Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, 2019).
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