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Perú: Un compromiso claro con la igualdad y la interculturalidad

Además de trabajo abordado en los tres ejes principales de intervención que hemos descrito en los anteriores boletines, y de lo ya mencionado en relación a los derechos humanos y la sostenibilidad ecológica, en las prácticas y acciones llevadas a cabo en cada uno de los componentes del programa ha estado presente, de manera transversal, el empoderamiento cultural, identitario y de género.

A nivel de acciones para la promoción de la identidad cultural, la puesta en práctica de las costumbres y el mantenimiento de la identidad cultural, destacamos la celebración de la "Semana del quechua" como un evento de análisis, reflexión y de propuestas para consolidar las intervenciones en torno a la recuperación y la práctica del idioma.

En cuanto al enfoque de género, destacamos la implementación de espacios para el análisis y la reflexión en torno a los roles de hombres y mujeres en las comunidades indígenas, y para la toma de conciencia sobre las inequidades y formas de exclusión a nivel de la familia, la comunidad y fuera de ella.

Desde estos espacios se ha incidido para promover la participación paritaria de hombres y mujeres en las actividades de capacitación, y a nivel de toma de decisiones para conseguir que desde las directivas locales se garantice la presencia equilibrada y proactiva de las mujeres.

Y nivel más formal e institucional, para la implementación de planes de igualdad de oportunidades.

Veamos a continuación como en este último boletín, como se han abordado de manera específica estas cuestiones transversales.

Artículos en este número...

  • 1
    Por el prestigio de las lenguas minorizadas
  • 2
    Antes nos decían “váyanse a la cocina”… ahora nos miran con respeto
  • 3
    Las mujeres en el Perú no queremos más violencia
  • 4
    Testimonios
  • 5
    Recursos y Materiales

Impacto

Por el prestigio de las lenguas minorizadas

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Una de las acciones educativas que se desarrolló durante el intercambio de experiencias entre Perú y Euskadi fue la organización de la SEMANA DE LA INTERCULTURALIDAD DEL DISTRITO DE SAN JERÓNIMO, en Cusco, que tuvo lugar del 7 al 11 de noviembre de 2016. A esta cita acudió Jorge Gimenez Bech, Director de Investigación Lingüística y Coordinación, de la Viceconsejería de Política Lingüística del Gobierno Vasco. Participó como ponente en varias mesas de debate que, junto con actividades lúdicas, artísticas y educativas, completaron esta edición de la Semana Intercultural. Además de compartir las experiencias vascas en materia de diversidad cultural, bilinguismo y cohesión social, Jorge Gimenez Bech  conoció y debatió con autoridades locales, organizaciones sociales y académicas sobre las prácticas interculturales que con este programa de cooperación internacional de Guaman Poma y Solidaridad Internacional (con el apoyo de la AVCD), se están impulsando para la revitalización del quechua en el Valle de Cusco.

Porque una de las discriminaciones que sufren las comunidades indígenes que en este Valle habitan, sobre todo las mujeres, es por el idioma.

A continuación compartimos extractos de una pequeña entrevista que le realizamos el 18 de noviembre de 2016 para que nos hablara del programa y en concreto de esta experiencia de intercambio:

¿Cómo valoras el trabajo realizado en marco del programa?

Por lo que pude ver, por lo que pude percibir, el trabajo de Guaman Poma me parece impresionante. Sin ser un experto en cuestiones relacionadas con la Cooperación y las ONGD, la referencialidad adquirida por Guaman Poma es muy clara, y en muchas cosas.

Y esto me ha parecido de una potencialidad terrible. Porque además son actividades que están dirigidas a cosas muy nucleares allí, a la revitalización de toda la comunidad.

¿Qué opinas de la institucionalización del quechua que has podido observar durante tu visita al Valle del Cusco?

En la medida en que no haya una implicación institucional fuerte se corre el peligro de que todo pare en iniciativas que se muevan al albur de programas de este tipo, de colaboración o pequeños impulsos, o más largos. Pero no hay estabilidad, y una política sin estabilidad, sin un marco estable, es una política lingüística muy difícil de que llegue a buen puerto.

La política lingüística necesita planificación, necesita tiempo, necesita sedimentación… necesita todas esas cosas. La impresión que saqué es esa, que merecería la pena, hablar y reunirse, tomar contacto para hablar un poco en torno a estas cosas; elegir pequeñas maneras de empezar.

¿Qué consideras que podríamos traer al País Vasco de este intercambio?

Ese aporte de ecología lingüística y cultural que supone la comunicación entre agentes que están trabajando en contextos muy distintos a favor de la diversidad cultural. Yo creo que todas las visiones enriquecen, el hecho de que aquí las visiones ligadas a la lengua no sean tan etnocéntricas como allí no es un impedimento para que se pueda establecer un diálogo, un intercambio de experiencia. De hecho, por ejemplo, temas que se podrían compartir son la gestión del bilingüismo, la cuestión del prestigio de la lengua minorizada, cuestión de la transmisión, la cuestión escolar, hay muchas cosas que se cosas que se pueden compartir.

Y nos une que el castellano sea la “otra” lengua, o una lengua presente “junto con”, tanto allí como aquí. Y esto tiene un valor importante a la hora del intercambio. Es la misma lengua, y además es la misma lengua con la misma industria detrás: cultural, de entretenimiento…

Hay terreno, pero la aportación desde allí hacía aquí, yo creo que debería ser en ese ámbito del fomento de compartir los escollos. Pero cómo se hace eso cuando además hay cuestiones añadidas como la salida de la marginalidad de toda una comunidad, algo que no ha vivido aquí el euskera donde la lengua no se asocia a la marginalización.

Otro tema sobre el que se puede dialogar es la vinculación entre instrumentos de poder y promoción de la lengua. Aquí la recuperación exponencial de la lengua viene de la mano del autogobierno, no antes. Antes hay dinámicas de resistencia, pero la recuperación viene cuando los poderes públicos naturales del país deciden apostar por la lengua. Sin eso es muy difícil, sin un paraguas general que permita que se elaboren políticas lingüísticas específicas para cada lengua.

La realidad lingüística del Perú es muy compleja porque hay muchas lenguas, y la política lingüística será también muy compleja, pero habrá rasgos comunes y elementos comunes, por ejemplo el tema del bilingüismo, de la búsqueda del mayor equilibrio en cada uno de los ámbitos. Y esto requiere mucha reflexión.


Acompañamos esta entrevista con el reportaje publicado, entre otros por el periódico DEIA

Derechos Humanos de las Mujeres

Antes nos decían “váyanse a la cocina”… ahora nos miran con respeto

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De manera concreta, se consiguió la implementación de un plan de inserción de las mujeres de las comunidades en la gestión de los recursos naturales y en los procesos de incidencia en las políticas públicas.

Para ello, se hicieron talleres de socialización de los resultados de los diagnósticos de género de cada comunidad indígena, en los que se incidió en el rol que tiene las mujeres y en su nivel de acceso a los recursos naturales, principalmente el agua.

Recogemos a continuación el testimonio de Vicentina, Guillermina y Senobia, de las Comunidades Campesinas de Patabamba y Pillao Matao, que ya en el primer y segundo boletín nos hablaron sobre su experiencia en materia de gestión de recursos naturales y vivienda productiva, y que ahora nos comentan lo que ha supuesto el programa para el empoderamiento de las mujeres de la comunidad:

“(…) Claro que aquí trabajo con hombres y mujeres. En mi casa hombres y mujeres nos ayudamos para cuidar los animales y los hijos para sobrevivir. Los hombre cuidan a los animales, traen pasto para las vacas, trabajan en la chacra y hacen otras actividades y traen dinero para los hijos. Esa es la labor de los varones. Antes no daban importancia a las mujeres porque nos tenían desconfianza para hablar y no nos recibían en las labores comunales. Sólo nuestros maridos participaban, pensaban y hablaban que las mujeres no podíamos desarrollarnos en el trabajo. En cambio ahora las mujeres ocupamos cargos, participamos de manera activa en las gestiones y así adquirimos experiencias, sabemos hablar”. (Vicentina, Comunidad Campesina de Patabamba, Distrito de Coya)

“Antes en las asambleas nos decían «váyanse a cocina». Así nos mandaba el hombre. Ahora las mujeres ya estamos entrando a las dirigencias y podemos trabajar. Los hombres nos miran también como respeto. Ahora (él) me ayuda, y con el riego por aspersión, con esto rápido se moja el terreno y entonces los dos ya podemos trabajar. En mi casa, con mi esposo, juntos trabajamos: el me ayuda a cocinar, a lavar, a limpiar la casa. Yo también ayudo de igual manera en la chacra, limpiando y trabajando las verduras”. (Guillermina, Comunidad Campesina de Patabamba, Distrito de Coya)

“(…) tenía una compañera que antes ni siquiera sabía expresarse, y ahora somos líderes. Ella, ni siquiera sabía pronunciar su nombre, tenía ese terror, timidez… pero ahora es más capaz que yo”. (Senobia, Comunidad Campesina de Pillao Matao, Distrito de San Jerónimo)

Y también el testimonio de hombres como Julio, de la Comunidad Campesina de Totora, que en el segundo boletin nos habló de las mejoras que se han realizado en su vivienda; y de niñas y niños como Yulisa y Efrain, de la Comunidad Campesina de Conchacalla, que nos liustran los cambios que se han producido en las relación entre mujeres y hombres:

“Y también apoyo a mi esposa, mano a mano, apoyando, cuando tengo tiempo, en la cocina, dando pasto para los animales. Le apoyo en el cuidado de mis hijos, en el aseo, en la cocina. Es realmente que ahora vivimos conversando para cualquier cosa. Siempre conversamos, mutuamente” (Julio, Comunidad Campesina de Totora, Distrito de Qorqa).

“En mi casa yo lavo los servicios y el baño. A mi mama no la dejamos sola, mi papá también trabaja, todos trabajamos en nuestra casa. Mi papá (…) ayuda a mi mama a cocinar. Cuando no está mi mamá, mi papá se dedica a la cocina y nos manda a la escuela, barre la casa y nos ayuda en nuestras tareas. Cuida a mi hermanito menor”. (Yulisa, IE 50709 de la Comunidad Campesina de Conchacalla, Distrito de San Jerónimo).

 “Ayudamos a nuestras mamá. Mi tarea es lavar los servicios y barrer la casa”. (Efrain, IE 50709 de la Comunidad Campesina de Conchacalla, Distrito de San Jerónimo).

Derechos

Las mujeres en el Perú no queremos más violencia

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Así mismo, la información surgida de los diagnósticos, permitió a la población contar con datos estadísticos que reflejan las inequidades y la vulneración de los derechos de las mujeres, motivo más que suficiente para reflexionar y analizar las causas y las consecuencias de la discriminación y las inequidades en las relaciones de mujeres y hombres para romper con ellas, en especial con la violencia de género.

Cerramos esta serie de boletines con un mensaje claro de las mujeres del Valle del Cusco en la voz, de nuevo, de Gloria Valdeiglesias Arana de la Central de Mujeres de San Jerónimo:

“LAS MUJERES EN EL PERÚ NO QUEREMOS MÁS VIOLENCIA. Estamos trabajando contra la violencia y el machismo. Trabajamos con los políticos para que no haya más violencia, porque sólo somos mujeres trabajando por las mujeres”.

Voces y testimonios

Testimonios

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01 – Tengo mi platita

02 – Las mujeres ocupamos cargos

03 – Nos vamos a quedar así

04 – Nosotros vivimos felices

Materiales

Recursos y Materiales

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Documentos