África, con un 13% de la población mundial, posee el 60% de las tierras cultivables del planeta, la mayor extensión del mundo. Genera al año 700 millones de toneladas de productos agrícolas.
La promoción de la agricultura sostenible (respetuosa con el medioambiente) de pequeña escala es crucial para reducir la pobreza y mejorar la seguridad alimentaria mundial (objetivos 1 y 2 de la Agenda 2030), pero también por su enorme influencia en el resto de metas: en el crecimiento económico inclusivo, la reducción de la desigualdad, la igualdad de género o la resistencia a los efectos del cambio climático.
La agricultura representa la parte principal de la conversión de los bosques a otros usos. Por su parte, los bosques cumplen muchas funciones ecológicas vitales que benefician a la agricultura e impulsan la producción alimentaria. Por ello, el uso de la tierra tiene que planificarse de forma integral, en el marco de políticas públicas concertadas con las comunidades rurales.
La agricultura, la silvicultura y la pesca, pueden ser una fuerza transformadora en la respuesta global al cambio climático.
Para ello es muy importante: apoyar a las pequeñas explotaciones rurales; promover inversiones focalizadas en obras de infraestructura y destinadas a desarrollar capacidades; combatir la deforestación; hacer un uso sostenible de la tierra y la biodiversidad; y promover el acceso de las mujeres agricultoras a los recursos privativos de los hombres.
Con políticas adecuadas, la FAO prevé que para 2025, 25 millones de pequeños /as agricultores/as en África hayan conseguido mejorar la produccción agrícola sostenible, en cumplimiento del derecho a una alimentación adecuada y a un medioambiente saludable.