África es el continente que menos CO2 emite, pero es el que más está sufriendo las consecuencias del cambio climático y sus habitantes, y en especial sus mujeres, se enfrentan a un futuro incierto. Por un lado, están atravesadas por diferentes violencias y, por otro lado, son el soporte de las tradiciones culturales y las referentes para el cambio; todo esto con el condicionante de tener sus derechos limitados e invisibilizados.
Existen diferentes indicadores para medir el impacto medioambiental que está sufriendo el continente africano. Un ejemplo serían las sequías detectadas desde 1970, que se han intensificado últimamente en diferentes regiones; como consecuencia de ello, el Sahel y África meridional están cada vez más desertificadas.
La actual situación sociocultural y económica hace que sus habitantes sean cada vez más dependientes de los recursos naturales. La situación en la que se encuentra el continente no es consecuencia sólo del cambio climático, sino que es fruto también de la colonización sufrida años atrás. Una consecuencia de la colonización fue la homogeneización cultural y económica, pues ésta llevaba intrínseca el desprecio de los saberes tradicionales y entorpece esa sagrada unión que mantenían muchos pueblos con la naturaleza.
Pero África es un continente lleno de mujeres resilientes que llevan años haciendo frente a las atrocidades cometidas en nombre del progreso. Una muestra de ello fue el movimiento Cinturón Verde, creado en los años 70. En la actualidad, muchas jóvenes se han sumado al movimiento Fridays For Future y han alzado la voz en espacios tan influyentes como la cumbre del clima de 2019.