En África, más de 200 millones de personas dependen de la pesca artesanal para su alimentación básica.
La pesca en África parecía una tarea dominada por los hombres pero, en realidad, mujeres y hombres siempre han llevado a cabo actividades complementarias en la esfera de la pesca.
Aunque la tripulación de las embarcaciones grandes ,solía estar compuesta por hombres, las mujeres explotaban barcos pequeños y canoas, la pesca en ríos y lagunas, la acuicultura a pequeña escala y la recogida de moluscos y algas.
Las mujeres también eran las responsables de la realización de las tareas especializadas que se llevan a cabo en tierra, como la fabricación y reparación de redes, la elaboración de las capturas (secado al sol, salazón, ahumado y preparación del pescado y derivados, como pasta y pasteles de pescado) y la comercialización de estos productos.
A pesar de todas las tareas que realizaban estas mujeres de comunidades pesqueras, su contribución no solía ser remunerada, ya que tradicionalmente estos trabajos se consideraban parte de sus responsabilidades familiares.
Esto está cambiando. Además de trabajar como empleada en industrias de transformación en gran escala, la mujer africana cada vez tiene un papel más importante en la administración y gestión de la pesca.
Puertos como los de Senegal, Angola, Cabo Verde, Togo o Benín tienen entre un 10 y un 15% de empleadas, algunas incluso en puestos directivos.
Como ejemplo del cambio, la Asociación de Mujeres Profesionales del Sector Portuario de África Central y Occidental, dirigida por Angèle Towau Biaou, forma a mujeres y lucha por el acceso igualitario a puestos de responsabilidad y directivos dentro de los puertos.